Me estoy quedando mudo en medio de tu sordera






lunes, 3 de mayo de 2010

POETAS EN LA CIUDAD, Editorial Caballo Verde, Viña del Mar, Chile, 2008.

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En el mes de Febrero del Año 2008, en el marco de la XXVII Feria del Libro de Viña del Mar, los poetas Christian González Díaz, Damaris Arriagada, Sebastián Navarro Arcoverde, Gonzalo Pozo y Jaime Antonio Guzmán, presentan Libro de Antología “Poetas en la Ciudad”, que prologado y presentado por el Maestro Patricio Manns, hacen un recorrido de pertenencia, desde sus diversas voces poéticas, a la ciudad. Esta publicación se transformaría en la primera gran apuesta del Grupo Poetas en la Ciudad.

A continuación, algunos de los trabajos publicados en esta edición, del Poeta Chileno Jaime Antonio Guzmán, quién además coordinó y produjo esta Antología Poética.
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Venid a mí, amigos del lodo

Venid a mí, amigos del lodo
que una vez tan sólo
una vez intentaron bañarme
pero a mi fiel resistencia
nadie osó un esfuerzo más

Venid a mí, amigos del hambre
porque la lucha tendrá que esperar
un par de años más
quizá tres o cuatro o cinco
o seis o siete y otro par de años más
hasta que nuestros hijos nazcan
crezcan, se reproduzcan y mueran
comiendo tortas
y asistiendo todas las noches al mismo circo

Venid a mí, amigos del alba
que de noche no dormiré
esperando que los reyes acampen
de mi lado
de este lado de la noche
porque sólo bajo esta oscuridad esperaré
que sus manos también se arañen
con las uñas de mi descontento.


Santiago, te regalo esta sincera

Santiago, te regalo esta sincera
escrupulosa y languidecida tonadilla
que aunque sincera presurosa
se me anuda en el intento
desde la piel contraída de mi cuello
al centro de mi garganta, al centro
justo entre mi pecho y este maltrecho bozal
que me cansa en el camino
sólo por saberme pensándote

Pero me descorvo y a vista alzada
carraspeo este resfrío inconciente
que no se contenta
que no se quieta
que se inmola en un esfuerzo sepulcral
por recordarte en este leve murmullo
tormento congelado por tu suplicio
porque parece que en tus rincones
las aguas de los invierno torrentosos
no se han llevado aun tus penas
ni fregado tus suelos
por no sudar en vano entre tanto verano inconcluso

En este regalo sincero, Santiago
se me ha atado hasta el respiro
y muere junto contigo
este sonsonetillo maldito que te recuerda
por no morirse a solas
de la impresión que nos dejamos
tú y yo como dos hermanos reconciliados
en plena intención de revivirnos
mareándonos como borrachos guachacas
en estas quinientas vueltas por fuera
de la Circunvalación Américo Vespucio.


Será la última vez

Será la última vez
que tú, bocina escalofriante
azotes mi ventana
para asustarme

Ya no habrá más sudores
porque mis ojos apailonados descansarán

Por eso, júrame por eso
que ya no habrá más juegos
ni confusiones ni imposiciones
ni incomprensiones ni sanciones
ni aparecerás como cortina tenebrosa
sobre tus ruedas
en mis ojeras

Ya no habrá más reclamos
porque tus labios deletéreos estacionarán.


Pon atención y calla

Pon atención y calla
que alguna vez mi corazón quiere ser fiel
es que te odio, pero escucha
por mis venas trota sangre
y a veces cuando salgo de mi casa
uno o dos latidos
me recuerdan que aquí adentro
una rata va engomándome la vida
llorando dolida
muy dentro del corazón

Soy como varios
no lo repitas
Soy como varios lunáticos solos
que asoman la mente
los ojos y el cuerpo
después que el daño le ha tomado la mano
a las veloces afeitadas mañaneras
a los pasos cansados
a los hoyos en la vereda
a las esperas insensatas
al Transantiago
al kiosco que lento abre
a los cigarrillos que encarecen la muerte
a la vieja que se quedó con el vuelto
al compadre del empujón
al que va más lento
al que te amenaza con la bocina
a los malabaristas de la esquina
al Jefe
al celular
a la reunión que no resultó
al computador, al facebook
a los regresos tediosos más el cansancio
a la familia perdida
para echar un vistacito
rebelde y molido
enloquecer y salir corriendo.
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Jaime Antonio Guzmán
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